domingo, 20 de diciembre de 2009

Tattoo soñado

Hoy en el sueño me fui a tatuar. El mar sobre dos piernas obtusas. El mar con sus animales marinos, peces, sirenas bailarinas, olas, caracoles, ballenas, hipocampos, cofres, barcos hundidos, cenizas, corales y en una esquina de mi pie izquierdo, un ancla sumerjida, un ancla solita sin carnadas, un ancla hundida como la incurable ahogada que soy. El mar me fue subiendo los dedos, escalando las pantorillas, levantándose en las rodillas, tomándome los muslos. 

Mis piernas son ahora un mar, y nunca antes las había percibido más largas, mis piernas, infinitas, inabarcables, mis piernas-mar. De hoy en adelante el mar llevará vestidos, me echarán del trabajo, me echarán de la casa, me echarán al mar. Caminar será ir mar adentro. 

***

¿Cómo y dónde se debería tatuar el mar? Qué área ocuparía? ¿Cuánto volumen para contener toda su agua, sus peces, sus muertos y sus vivos, su para siempre? 

 Te llevo entre las piernas mar, seré tus olas, me hundiré en ellas, saldré a flote, te navegaré eternamente, mis huesos acabarán en vos. Cada mañana pescaré tus peces y luego vaciaré la red. Te sacaré la sal y luego la devolveré. Cantaré sobre vos acerca de lo indecible. Sólo vos y yo de ahora en adelante. Tendré un atardecer, un descanso, una playa a mis pies, tendré un mar para mí sola, todos los días. Para siempre.