viernes, 5 de septiembre de 2014

Diario de la Viajera. Cumplir 30 en Europa. Parte 2.

Se acabó la semana de terror... la cerramos con un baile en un bar underground, literalmente debajo de un puente. Una salsa me da la seguridad necesaria para comunicarme, todos los chamacos están en un círculo y entro yo haciendo la clave: chá chá chá-cháchá, todos me siguen con sus palmas y luego el cuerpo hace lo suyo 1..2..3...567 1,2,3 567, derecha, adelante, atrás...up, rigth, left, turn on...qué mejor forma de cerrar que bailando.

Bélgica: Luego vino Amberes y Gante. Cuando alguien decía Bélgica recuerdo que no sé por qué yo me imaginaba puras figuras pequeñitas y gatos estampados en cuanta cosa hay, y así es. También está lleno de construcciones góticas y las casitas, todas en filas al lado de un canal, estoy en Bélgica.


En Amberes hay un puerto donde sentí el frío más odioso de todos los días, también hay edificios lindos y callecitas angostas. Y un cielo gris que le da esa elegancia a la gente y sus abrigos que comienzan a asomarse aunque sea verano. Rescato la paciencia y generosidad de una tica que vive allá que me atendió de maravilla y hasta me tomó fotos con su tableta, no nos conocíamos, me recibió en su casa y se portó conmigo como si me conociera de años, esa es la maravilla de la calidez y solidaridad latinoamericana que no cambio.

Aquí por fin pude andar en bicicleta a lo Europeo, conociendo parques bellísimos con laguitos y patos, comí waffle reflepleto de crema y nutella sin remordimientos, tomé cerveza riquísima, entré a iglesias que para mí son Museos, quedé con la geta abierta viendo las cúpulas y las esculturas que es una de las cosas que más disfruto en los viajes. Aquí la imaginación se da gusto volando hacia la edad media, imaginando quién vivía en esos castillos, qué ropas usaban, cómo se manejaba la economía. Son las cosas que se veían en Estudios Sociales en la escuela y que yo no vengo a entender sino hasta ahora que veo esto y puedo imaginar. El cierre de bélgica fue la visita a una tiendita de bromas y jueguetes de magia en Gante donde quise todo como una chiquita....

Casi me deja el tren. Me bajé una estación antes y luego tuve que tomar otro tren que ya iba en movimiento y que estaría en la estación en 5 minutos, 3 minutos antes de que saliera el tren hacia París. Todo lo demás fue correr en círculo dentro de una estación, subir y bajar gradas y pedir un milagro.Cuando llegué el tren apenas iba llegando, se retrasó 2 minutos. El milagro estaba hecho.

Francia:  Posteriormente vino París, creo que nunca he caminado tanto......kilométros de kilómetros y sólo poder decir en cada esquina ¡QUÉ LINDO ES PARÍS! Aquí también tuve la compañía de un amigo que ya es todo un parisino y que es por mucho el mejor guía turístico que pude tener, en 2 días conocí lo que hubiera sido imposible sin su ayuda. París para mí es el colmo del derroche. Es una ciudad adorno, pero por otra parte, e asoma entera otra realidad. La migración de personas africanas por todos lados intentando sobrevivir, es el mismo panorama que en centroamérica, ventas ambulantes, gente tratando de hacerse una vida lejos de su casa, muchos niños y niñas africanos en el metro hablando en su idioma y llorando suavecito para no molestar. Andar con miedo a la delincuencia. La mayor muestra de esto fue el día que en las afueras de la galería la Fayette, donde se encuentran las principales tiendas de marca que una ve en las revista Vogue, un par de policías persiguen a un hombre con turbante que se ha robado algo y corre a toda velocidad esquivando a los que caminan, me pasa al lado y me deja el corazón latiendo nervioso y dolido. Esto es el mundo. Una construcción rodeada de luces, bañado en oro, Dior, Givenchy, Prada Jimmy Cho, zapatos de mil, bolsos de 2000 euros, mientras afuera, la otra París, una estatua humana corriendo porque ha robado algo. Y yo asustada, pensando en mi lugar seguro de turista que mira esto y se encoge, pesando mis contradicciones.

Cansada, con ganas de caer muerta en una acera del cementerio más grande que he visitado, el Père-Lachaise donde está entre otras, la tumba de Edith Piaf, Jim Morrison, y Oscar Wilde y donde por cierto coincidí con una tica amiga mía que andaba de paseo ¿Qué probabilidades hay de encontrarse a una amiga en un cementerio de París? Termina mi travesía por París.

Nota al pie: la tumba de Wilde está llena de besos, la de Jim Morrison llena de pulseras hippies y la de Edith Piaf sólo tiene una pluma, que una muchacha que camina pesada le dejó para agradecer  la enseñanza acerca de la levedad de la vida, que ella con una de sus interpretaciones le enseñó.

Adentro del cementerio ya es otoño, me dice Camilo que allí siempre está más frío que el resto de París y que las estaciones siempre llegan más pronto. Como la muerte.

Camilo me enseña a cantar Je ne Regrette Rien en los metros y en las calles. Puede sonar cliché, pero esta canción lleva muchos años de acompañarme, y aunque en este momento todavía no logro cantarla con propiedad, quiero algún día poder decir  en francés o español desde el fondo de mi corazón "No, nada de nada, no me arrepiento de nada".

Regreso a Amsterdam: Angustia, felicidad desbordante, asombro, instrospección. Mañana salgo hacia Costa Rica con una maleta a la que sólo le queda 1 rueda, una mochila inmensa y un bolso. Prómetome una vez más la próxima viajar más liviana. Tengo 30, ya debería de ser hora de irme cumpliendo mis promesas.
Es de noche y hay una cena en casa de mi jefa y su pareja, el tema de conversación son las etapas de la vida, sus amigas de 40 preguntan cómo se viven para nosotras los 30 y que esperamos dentro de 10 años. Yo sólo alcanzo a decir, que a los 30 todo toma perspectiva, nada es "demasiado" determinante, pocas cosas causan sobresalto, porque por fin se ha entendido que todo pasa.

Mi otra yo, la mutista selectiva contesta para sí mientras bebe de un trago todo el vino de la copa "Dentro de 10 años espero estar serena con lo que soy y con lo que he alcanzado, conservar al menos 2 amigas con las cuales reir recordando aventuras pasadas, compartir compañía con un hombre de corazón noble y espíritu libre y finalmente, espero tener muchas menos expectativas".  Me veo otra vez apagando las 3 velas del pastel de cerezas con que me cantaron cumpleaños  y amarrándome en el pie el brazalete de lembraca do senhor de Bahía que me regaló doña Inge de la tiendita del mundo.

Con mis recuerdos yo prendí el fuego...


https://www.youtube.com/watch?v=7I7u_XLtFa0