jueves, 31 de enero de 2013

Creeme

Cierta vez me enamoró un incrédulo, le creí.

Fue ateo más o menos desde los 5 años (cree)
yo en cambio he tenido un camino en donde en creído en casi todo:
dios, la naturaleza, alá, buda, hare krishna, jesus, jav, el ser humano, la música, la astrología, el arte, los animales, la voluntad, la libertad, los derechos, las mujeres, los varones, el amor, la energía, el big bang, la teología de la liberación, el jazz, la ciencia, las sentencias maternas,  los aceites esenciales, las ánimas, la telepatía, la conciencia, la revolución, el mar, el taping touch, freud, jung, frankl, lacan, la salsa, la física cuántica, la inocencia, la fantasía, la vibra,  el comunismo, las listas de espera.

Soy una creyencera que se muere de la emoción cuando piensa en todas las cosas que le faltan por creer

-¿Creés que hoy llueva?
- Puede ser, pero CREO que no-


No creía en nada ni nadie: dios, alá, los presidentes, la felicidad, la política, el estado, el alma, las malas y buenas intenciones, la religión, el veganismo, el animismo, la tracendencia, la psicología,  la felicidad, el sufrimiento, la fe, las mujeres, la vida y la muerte, el infierno, la ecología, el cielo, el deseo, el amor, él mismo. Todo iba dentro del mismo saco ¡NOT EXIST!

Se fue porque CREÍA que no podía enamorarse
no creía en nada, en serio.
Jugaba videojuegos todo el día y le encantaba la animación
las películas infantiles,  los comics o la ciencia ficción eran sus favoritas
las veía sólo para poder decir ¡Qué jeta! ¡Qué JETONADA! ¡QUÉ MENTIRA!

Y quién era yo para convencerle de que no creer en nada implica CREER en la no existencia de eso?


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