domingo, 20 de diciembre de 2020

Caminito

 Por las noches, un grupo de hormigas toman su sala.

Hacen una ronda y se dividen roles para asegurarse que está dormida. Una vez libres del peligro de su presencia, se sientan cómodamente en el desayunador a murmurar.

Se sirven tequila, se comen los chocolates que consiguió durante el día y hablan de ella a sus espaldas. Que es laboriosa pero falla en la disciplina, dicen. Que cualquier hoja volando libre la vuelca. Que la dulzura la enternece pero cuando proviene de ella misma, le avergüenza. Que está sola porque puede (de esto tienen dudas), sospechan que la colectividad le abruma.

Las hormigas juegan a desconocerla, aunque llevan años de convivir con ella inician las apuestas: ¿Qué huracán terminará derrumbándola? ¿Dónde queda verdaderamente su nido? ¿Cuando está absolutamente triste, de qué se ríe? ¿Cuánto tiempo más, por temor a competir y a ganar seguirá declarándose inofensiva?


No hay comentarios:

Publicar un comentario