Los domingos en la mañana me gusta levantarme y preparar café del especial.
Me gusta abrir las ventanas de la cocina que dan a algo verde, y escuchar el sonido de lo que vive dentro de eso verde, antes de que empiecen a pasar las motos.
Me gusta quedarme en pijamas y cocinar compotas de fresa y mora. Me gusta escribir aquí, saberme secreta al menos en algo.
Me gusta salir al cuarto de pilas y pasar la nariz sobre la ropa tendida, me gusta cambiar de posición al menos un mueble, aunque luego lo vuelva a poner igual.
Todos los domingos sueño que voy a comprar pinturas y que pinto los bancos de madera con unos diseños loquísimos, imposibles para este desastre de motora fina.
Me gusta bañarme, ponerme un short, unas tennis y salir de cara lavada sin ninguna preocupación. Tomar el carrito de la feria e irme a comprar todas las frutas y verduras que comeré en la semana. Los domingos poco a poco soy una fotografía de mi abuela en 1950.
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